
Es tan complicado hablar de un destino de formal radical y absoluta, ya que, si toda nuestra vida se basara en una simple historia de un libro ya publicado, con un índice que marque cada momento, perderíamos la libertad para decidir, todo nos seria indiferente en nuestro camino, daría lo mismo levantarse cada día con ganas de buscar un motivo por el que sonreír una vez más, o quedarse en la cama esperando a que la luna y las estrellas vuelvan para cerrar los ojos otra noche...
No dejemos que el destino se convierta en nuestro titiritero, usándonos como marionetas.
Seamos responsables, valientes, atrevidos... y capaces de darle sentido a cada nuevo amanecer.
Hagamonos dueños de nuestro cuento inventado, dándole al destino un papel secundario.
Tú eres dueño de tu libro, el índice esta en tus manos, y procura que sus páginas sean tan buenas que sean capaces de enriquecer a los que te rodean.