
Este año me tocó la lotería.
Pero fue una lotería diferente, no tuve que rellenar ningún papel con cruces, ni elegir números de la suerte, solo tuve que tener paciencia durante un tiempo, arriesgarlo todo y no perder la fe …
El premio no fue un cheque con un determinado valor numérico, ni uno de esos coches con GPS y manos libres incluido,
ni siquiera un yate de lujo...
fue algo mejor, la oportunidad de vivir y estudiar en un colegio salesiano, un chalet con muchas habitaciones, piscina y césped; también dispone de amplios patios, que guardan incontables momentos maravillosos allí vividos, y lo mejor de todo, compartido entre muchos hermanos y padres dispuestos a estar siempre a tu lado.
Ahora esa es mi casa, el colegio salesiano de Antequera, un lugar donde tus sueños se hacen realidad, y no pienses que para eso hace falta una varita mágica y un mago, solo consiste en estar allí día a día y tu vida será un poco mas feliz.
Es tan grande lo que estoy viviendo allí …
Ahora tengo una familia aún mas grande y valiosa.

Cada día es diferente, cada mirada es un mundo nuevo por explorar, cada niño
es un pequeño duende con una historia diferente a sus espaldas, pero que
aún así, nunca pierde la sonrisa.
Podría darle las gracias a muchas personas, pero porque perder tiempo en escribir nombres si solo se resume en uno …
Dios, el esta en todas esas personas que estan haciendo posible esto, gracias.